Después de un
exhausto estudio, por fin, se constituye la expedición conformada por El Padre
Pío Aza, Fray Lorenzo Martín, Madre Ascensión Nicol a quien por ser madre
superiora correspondía abrir camino y dar la pauta, la infatigable e
insustituible, hermana de obediencia, Aurora Ardanaz y Angélica Bazán, que
desde un comienzo mostró sus deseos de acudir a la misión. Según el Padre
Osende refiere que la noticia de que “Las
misioneritas” iniciarían la expedición, recorrió todo Lima y este mismo,
nos narra lo siguiente: “No es fácil describir la sorpresa y
admiración que este hecho despertó entonces en el Perú. Era la primera vez en
su historia que se realizaba semejante expedición a las regiones fabulosas del
Oriente. Hasta entonces las expediciones eran empresa de hombres aguerridos,
exploradores audaces, capitanes valientes y, sobre todo, de intrépidos
misioneros. Pero con resultados tan trágicos, que pocos lograban la dicha de
poder contarlo. ¡Y pensar que ahora iban a realizar su hazaña unas débiles y
humildes religiosas! Así no faltaron quienes tacharon esto más de imprudencia,
de temeridad, y de locura. Las mismas gentes compasivas de la sierra, al verlas
atravesar los Andes, intentaban disuadirlas de sus propósitos, pintándoles los
peligros que les esperaban con los más negros colores y diciéndoles que el
camino no tenía vuelta para ellas”.
Nuevamente,
emprenden un nuevo viaje, pero este será el definitivo, el 16 de junio de 1915
la expedición salió de Lima, para este año, Madre Ascensión ya tenía cuarenta y
siete años y antes de los cuarenta y cinco, no había salido de la clausura de
Huesca, por lo que era sorprendente que asimilara tan bien los barcos, mulas y
canoas de este duro viaje, haciendo todo esto para dar a Cristo cuanto le
pidiera. “El viaje felicísimo, sin duda las oraciones de las almas fervorosas
nos han alcanzado esta gracia del Señor, y aun hemos experimentado durante él
grandes consuelos, sobre todo al considerar que éramos las primeras mujeres que
los recordamos tan sólo por procurar la Divina Gloria y la salvación de estas
pobre almas”.
Parten de la ciudad de Lima al Callao
Luego por barco se dirigen a Mollendo
A continuación viaja en tren a Arequipa
Prosigue su viaje nuevamente en tren hacia Juliaca
Tras cruzar Aricona, Crucero y Astillero, logran finalmente llegar a Puerto Maldonado
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